domingo, mayo 21, 2006

A VECES PARECE QUE ES PARA MUCHO Y LUEGO NO ES PARA TANTO III

(A veces parece que es para mucho y luego no es para tanto I)

(A veces parece que es para mucho y luego no es para tanto II)


Hay tanto polvo en los armarios que no sé ni por dónde empezar… quizá debería empezar sencillamente a acostumbrarme a cambiar de vida. Abajo los guiones establecidos. Hoy quiero romper con ellos. Pero para eso tengo que romper con todos vosotros, que sois parte del guión. ¿Y si nos dedicamos, tan solo, a improvisar?

He estado a punto de decir, más bien de teclear, que iba a ser capaz de romper mis propias normas, de romper con parte de lo que soy, de romper con lo que no me gusta… ahora que lo leo, suena demasiado aventurado. Todavía no me siento capaz. ( A veces parece que las cosas son para mucho y luego no son para tanto). Aún no me he recuperado de la picadura de mosquito. Y mi compañero de canoa no me quiere escuchar. Aquel día, en el amazonas, algo cambió, y no sé muy bien lo que fue. Quizá fue todo lo que cambió, pero mi alrededor sigue siendo el mismo, y mi compañero de canoa no me quiso escuchar.

Cuando las aguas del río nos llevaban para adelante, todo era extraño, pero excitante, para qué negarlo. A nuestra izquierda dejamos una manada de animales que sólo yo parecí ver. Tenían dos cabezas y eran blancos. Tenían dos cabezas pero no eran monstruosos, sino elegantes. ¿Cómo podían ser blancos con el sol continuo quemando su piel? No lo entendí, pero tampoco quise preguntar porque nadie pareció verlos. Tampoco quise preguntar. Como me dijo un ciego sentado en los Campos Elíseos, si no estás preparada para escuchar la respuesta, mejor no preguntes, bonita. Tampoco quise preguntar…

La gente parece no darse cuenta nunca de nada. Sólo sé que desde que me picó aquel mosquito las cosas son distintas. Ahora yo soy así…


… pero nadie parece darse cuenta. ¿Y si nos dedicamos, tan solo, a improvisar? En el fondo, ya me daba igual.