martes, julio 11, 2006

PARADOJA

Tus piernas eran largas y eso me hacía sentirte siempre por encima de mí; aquí está la clave del error. ¿Siempre cometeremos los mismos errores? ¿Estamos condenados? ¿Estoy condenada?

J.P. Sartre decía que sí estábamos condenados… condenados a ser libres. Nos encontramos en el centro de un círculo y todas nuestras opciones se encuentran a la misma distancia, estando condenados a elegir. Ni bien ni mal… Lo que te dé la real gana. ¿Entonces por qué siempre cometo los mismos errores? Siempre me muevo hacia el mismo punto de la circunferencia.

Ayer vi en tu mirada que nada era lo máximo que hemos compartido, una nada elegante y fría. Una nada mentirosa y elevada. Siempre elevada. Hoy veo en mi mirada que nada también es lo máximo que te he podido ofrecer. Tampoco había sitio para mucho más. Ellas, las voces, me decían que actuara, pero yo prefería quedarme en el centro a la expectativa… Quedarse en el centro era una excusa imposible. Condenados a elegir… la expectativa era la cobardía. Elegí la cobardía. Tampoco me lo vas a reprochar, la comodidad siempre ha sido tu fuerte.

Y después de la nada viene el vacío, también elevado y mentiroso pero siempre elegante. Aunque esta vez tu vacío no ha hecho más que llenar el mío, así que me he quedado con un vacío completo, un vacío con tantos vacíos que ya no cabe nada más. Qué paradoja, al final me has completado.

1 Comments:

Blogger Mariblán said...

Nada ya es algo

12:44 p. m.  

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