Cuando llegó con su balsa llena de sueños ella le dijo que lo sentía mucho, que estaba demasiado cansada como para bajar a recibirle a la embarcación. Él sabía que tenía que tener paciencia, así que esperó hablando con sus sueños, que siempre le hacían compañía… Menos uno. El sueño de que ella fuera a recibirle a la embarcación se había tirado al mar. Ya no había sitio para él.
Cuando llegó la tercera luna, ella envió un mensaje con una paloma que decía que estaba demasiado feliz como para hacerle compañía en su pequeña embarcación. Él sabía que tenía que tener paciencia, así que esperó hablando con sus sueños, que siempre le hacían compañía… Menos otro. El sueño de que ella bajara a pasar un ratito con él a la embarcación decidió suicidarse. Ya no había sitio para él.
Así pasó con unos cuantos más… el sueño de que ella quisiera invitarle a cenar, el sueño de que hablaran durante horas mirando aquel atardecer, el sueño del primer enfado tonto… todos se fueron suicidando, unos de formas más dolorosas, otros de formas más dulces, pero todos tomaron un mismo camino… menos dos.
Uno de ellos es el sueño del abrazo anhelado cuando ella piense que lo ha perdido. El otro, el sueño de vengarse de la que ya no es sino una asesina. ¿Quién será el próximo en suicidarse?
3 Comments:
Me alegro! Yo sigo pensando en quién va a ser el próximo en suicidarse... aunque creo que me voy acercando a la respuesta. ¿? No sé.
Un abrazo
PD: Tampoco te pases de pensar que a veces no lleva a nada, te lo digo yo!
¡Qué caña!
El otro día escribí algo parecido yo mismo, sólo que los sueños no se suicidaban, sino que morían de hambre, de no alimentarlos... de no mencionarlos.
Oli's back in town!
OLI I7O
Oli, qué sorpresa leerte por estos lares... No sé que es más "gore", si suicidarlos o matarlos de hambre; quizá sea romántico, sin más.
Tenemos una cita pendiente antes de mi escapada a oriente!
Un besico
Publicar un comentario
<< Home